Duchenne y la sonrisa perfecta

Aunque en la actualidad nadie duda del valor de las fotografías como prueba de un hecho hubo una época en la que otros métodos, el dibujo para ser exactos, le disputaban ese privilegio. La medicina es una de las ciencias que, por razones obvias, ha necesitado documentar con la mayor exactitud posible los conocimientos a fin de poder transmitirlos. El personaje que nos ocupa, Duchenne de Boulogne, no sólo fue un notable neurólogo sino que empleó la fotografía como forma de mostrar sus trabajos y estamos hablando de un hombre que falleció en 1875, una época en la que esta técnica no era tan popular como en la actualidad.

Duchenne de Boulogne con su paciente, al que provocaba expresiones faciales mediante la estimulación eléctrica.
Duchenne de Boulogne con uno de sus pacientes, a los que provocaba expresiones faciales mediante la estimulación eléctrica.

Las imágenes obtenidas por Duchenne resultan fascinantes, más allá de su relevancia médica, porque trataba de analizar la expresión de las emociones humanas y, también, de determinar qué músculos de la cara estaban implicados en ellas. Y avanzando un paso, de establecer la relación entre el alma y el rostro. El médico trabajaba con pacientes que sufrían degeneraciones musculares (hay una que lleva su nombre) y a través de la estimulación eléctrica trataba de determinar el intrincado funcionamiento de las expresiones. El investigador, gracias a sus experimentos, precisó qué músculos intervienen en la sonrisa y también en su honor se denomina sonrisa de Duchenne a la producida por una satisfacción auténtica, en la que intervienen un total de 17 músculos cercanos a la boca pero también algunos de los que rodean los ojos. Existen otros dos tipos, según se explica en este artículo, la sonrisa profesional citada por David Foster Wallace en su hilarante escrito Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer y la sonrisa sardónica, causada por el tétanos (que contrae los músculos de la cara y hace que el paciente muestre los dientes) y también por el envenenamiento con estricnina.

Las aportaciones de Duchenne fueron, como vemos, sorprendentes. Y también sus imágenes. El National Media Museum muestra una interesante selección de las fotografías aparecidas en su libro Mecanisme de la Physionomie Humaine, Paris 1862; y The Expression of Emotions in Man and Animals, de Charles Darwin, publicado en Londres en 1872, en el que el famoso naturalista aprovecha las investigaciones del primero y sus imágenes, junto a otras tomadas por Oscar Gustav Rejlandery Adolph Diedrich Kindermann.

Una respuesta a «Duchenne y la sonrisa perfecta»

  1. La verdad es que la imagen del artículo me provoca el sentimiento opuesto a la risa. Me parece aterradora. Los dos personajes mirando a cámara, la cara del paciente es todo un poema y la de duchenne es muy penetrante. Un personaje interesante.