En un momento dado se plantean los conflictos morales. El choque entre lo que parece vida y la vida real.
Lo que dicen los políticos desde los mullidos sofás del G-20 o la realidad concreta de uno de los millones de seres humanos a los que nunca otro de su especie prestará atención. Los focos o las bambalinas. De eso va el juego y la elección.
Eso que llamamos principios, eso que conlleva un compromiso.
Lo que existe aunque está detrás, lo que respira aunque no se ve.
Todo lo que dolorosamente nunca será tecnológico.