Penitencia onírica

Tomar unas cuantas fotografías. Suponiendo que existiera un criterio aleatorio, que en realidad es una sensación de casualidad cimentada en el hecho de que por mucho que se repitiera el proceso nunca se obtendría el mismo resultado. Se me ocurre releyendo Observaciones sobre los colores, uno de esos libros que lleva años a mi lado y a los que siempre vuelvo.

[El resultado es algo que ni yo mismo puedo entender] [Eso es lo interesante]

El filósofo emplea el color como excusa. Yo me puedo permitir prescindir de él (tal vez no) para vagar sin rumbo aparente hacia la dirección correcta. Es decir, para no llegar a ningún otro sitio. Si es que hubiera que hacerlo. Si es que, en serio, tuviera sentido eso que consideramos un camino, una línea, un trabajo. Intento escribir como un decepcionado, no como un pesimista (Cioran decía que son los primeros los que escriben bien. Tal vez sean los buenos escritores decepcionados).

Tenía que descansar. Pero me he levantado cuando aún era de noche. Hay asuntos de los que no quiero hablar que me quitan el sueño. Me voy al Cabanyal a tomar fotos de una peculiar procesión de cristos con pelazo, hombres recios y mujeres serias. Eso en la superficie. Cualquiera que conozca Valencia sabe a qué me refiero.

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Realizar una mezcla sin orden. Impulsiva. Escribir. Ahora se confunden las imágenes de hoy con otras menos recientes. Con los versos de John Burnside, que es mi penúltima obsesión. Imagino una hilera de piratas y barcos a la deriva que cargan grandes figuras. Me impongo castigos imaginarios por suspuestos errores. Miro la línea del horizonte. Miro el azul apenas azul.

Morph the cat
Morph the cat

En este momento pienso en Cristina Fallarás. De noche el tiempo es largo. Me acerco al gato con cuidado. Me vigila de reojo. Llevo mi vieja, querida y discreta Ricoh GR. Con ella puedes pasar desapercibido, incluso entre los felinos. Creo que este bicho es de Orvietto, me fio demasiado de mi memoria y no debería. O si. A fin de cuentras el tipo de recuerdo que me interesa es muy poco preciso en la parte material y profundamente afinado en la espiiritual. Vuelvo a los libros. A los juegos sobre el vacío de Wittgenestein: No se puede pensar en agua blanca. Esto quiere decir que no se puede describir cómo se vería algo blanco y claro, y esto quiere decir: no se sabe qué descripción, qué representación exigen estas palabras de nosotros.

Now you say it's the end
Now you say it’s the end

Una extraña pareja que parecen madre e hijo. No esperan el autobús. No hay servicio en ese momento. Tal vez no se conozcan. Tal vez no hayan hablado nunca; aunque parece que ella lo acompañada vestido de gay; con esas cosas que se ponen para jugar a malos. O para lo que sea que requiera pelo en pecho y arneses de cuero. Están lejos, ausentes.

Sing me a song
Sing me a song

Una gran teta. Una que haría las delicias de Sterne o de Berlanga. Un pecho valenciano firme y desafiante. Me caen bien los irlandeses por razones astrales. Y los escoceses, porque son melancólicos como yo.

Wide open...
Wide open…

Puse mi intención y mi amor y ella eligió una conducta que me ha obligado a elegir entre mi dignidad y la suya.
La dignidad (como padre) es primero.
Educar a un hijo pasa por unos límites.
Si no dices no a ciertas conductas eres un padre de mierda.

Let's get down tonight
Let’s get down tonight

Ella siempre está presente. De un modo inefable. En días así, en la penumbra de momentos como el presente. Y en la luz, al fondo, que señala la salida, las sombras leves de viejas huellas en el camino.

Hurricane
Hurricane

The worst is to reach the end and never know dice Burnside en uno de sus versos. De alguna manera sus palabras me resuenan dentro, como si hubieran sido escritas para mi. O para el yo que ya no es como ese joven viajero derrotado en un tren serbio de mala muerte. Me asaltan recuerdos del abismo, de un lugar sin música donde una botella va y viene sobre el suelo sucio tras haber circulado de mano en mano, como el Cristo de esta mañana. Aparece una tierra labrada de cualquier manera y, al fondo, el niño que guía al violinista ciego en la foto de André Kerstész

Countdown to ecstasy
Countdown to ecstasy

Me crié junto a un cementerio. Uno viejo y hermoso poblado de panteones neogóticos o neoalgo cuyas piedras iban marchitando también mientras los restos de vidrieras, jarrones y lápidas caían y se quebraban. Aquellas ricas familias ya no tenían recursos o interés en el lujo, en ese perverso mensaje de riqueza en el más allá. Cuando éramos niños jugábamos con los huesos de algunos de estos acaudalados ciudadanos. Más de una vez tuve entre mis manos uno de sus cráneos y como Hamlet con Yorik miraba sus cuencas vacías y les hacía preguntas. Tal vez era un notario, o un médico o una hermosa joven de familia honorable. Nunca, ninguno, contestó a mis preguntas. Después pusieron una valla y guardaron los restos en un lugar seguro. Y entonces me fijé en los árboles.

Goal
Goal

Y en otros niños. Y en mis manos.

Ánima mia
Ánima mia

Prayer
Give me a little less
with every dawn:
colour, a breath of wind,
the perfection of shadows,
till what I find, I find
because it´s there,
gold in the seam of my hands
and the night light, burning.

The deep end
The deep end

Y entonces supe que había estado en muchas guerra. Y que las había perdido todas porque no puedo evitar mirar a los seres humanos de frente. Y que había muerto en muchas ocasiones, de las formas más variadas, sin hacer apenas ruido, sin llamar la atención.

The last public transport
The last public transport

Y que, sin embargo, puedo ver.
Un poco más allá.
Y puedo volver siempre a prender una vela.

3 respuestas a «Penitencia onírica»

  1. Avatar de Jesus Sanchez Tamarit
    Jesus Sanchez Tamarit

    Interesantes los textos.
    Todos los años por éstas fechas me hago la mismsa pregunta.Estas personas que exhiben su fe cada año en plena calle si no existieran las iglesias,en el caso del cristianismo y en el caso de otras rejigiones ¿seguirian creyendo en Dios? y ¿ de que modo lo harian?
    Me interesa el mensaje de Jesus de Nazaret pero,…

  2. Me gustan tus oraciones. Las que son verbo y las que son pura esencia.

    1. Me alegro. Me consta que tienes un gusto exquisito. Gracias.