Revolución

Cierto tipo de personas asiste divertida al espectáculo de la pobreza ajena. Desde los áticos del centro de las grandes ciudades se esfuerzan por no perder detalle de este momento histórico para poder contar a sus nietos que estuvieron allí y fue terrible. Son los mismos que estuvieron en Francia en los sesenta y no se enteraron de nada hasta que vieron por la tele que ardía el país; entonces se apresuraron a contar cómo lanzaban adoquines a los policías.