Climbed over mountains
Travelled the sea
Cast down off heaven
Cast down on my knees
I’ve laid with the devil
To bring you my love
PJ Harvey
PJ floats over the water like a musical Ophelia. The sound of her throat makes me edgy like Amy Hempel’s surreal stories.
Beyond ‘Down by the water’ in which the rhythms overlap, I shoot the photos to PJ’s beat in this case. It happens often with other music, although I am unaware of the exact moment.
There are two types of music: the one you listen to and the one you hold inside.
I think of writing about how images and sounds blend, even if I am not clear about it, only metaphors that barely reach the surface, never the depths. She speaks about sleeping with the demon. It’s an option. I know what she means and how she goes down that rabbit hole.
Lucky me, I found a way out one year ago.
In other location, I watch Florence dancing and many other woman I portrayed in the past. I look for notes I took about the songs and the pictures flipping the pages of a scribbled notebook.
I wanted to write about trance, about what is now widely described as sensation, but I really don’t know. I keep looking in the aloofness of that woman in London, in the trust I could spot in Martha’s eyes after years of domestic abuse, in the feeling of fingertips softly stroking hair.
PJ flota sobre al agua como una Ofelia musical. El sonido de su garganta me mantiene en tensión, como los cuentos levemente oníricos de Amy Hempel. Llega un momento, avanzado Down by the water en el que los ritmos se solapan, tomo las fotografías al ritmo de PJ, en este caso. Y en otros, a menudo, aunque no suelo darme cuenta en ese instante. Hay dos tipos de música, la que se escucha y la que se lleva dentro. Pienso en escribir cómo se funden las imágenes y los sonidos aunque nunca tengo una idea clara al respecto, solo metáforas que no alcanzan la profundidad, apenas rozan la piel. Ella habla de acostarse con el diablo. Es una opción, sé qué quiere decir y por dónde se entra a ese agujero. Por suerte también hallé una puerta de salida. Un día, ahora se va a cumplir un año. En otro lugar contemplo a Florence mientras baila; y a muchas otras mujeres a las que retraté. Y rebusco en un cuaderno algo que apunté sobre las canciones y las imágenes. Querría hablar sobre el trance, sobre eso que ahora llaman sensaciones. Pero no sé. Sigo buscando en la distante pose de aquella mujer de Londres, en la confiada mirada de Marta tras años de malos tratos, en el leve roce de las yemas de las dedos sobre el cabello.