La mesa está desordenada. El televisor salta de lo dramático a lo trivial, de las bragas a las heridas. El pan se atasca en la tostadora. Creces y creces sin remedio, notas cada segundo que pasa con un estirón en los huesos. Y en los huevos. Se acumulan los libros por leer y los objetos por clasificar. Te envuelve el calor de una almohada. Cierras los ojos. Siempre se joden los programas cuando no has guardado nada. Vuelves a empezar. Idiota, más que idiota, olvidaste el autosave.