Deduzco de lo que leo en ocasiones a ciertos fotógrafos (no por lo que escriben) (por lo que hacen). Existen varios niveles. Uno infantil, en el que se sacan la chorra para ver quién mea más alto. Enseñan sus equipos. Algo ridículo y vergonzoso. Otro adolescente, en el que confunden la técnica con el resultado mientras sus colegas alaban el resultado de unas imágenes lamentables; algo que engorda sus egos y les hace profundizar en los errores. Otro adulto, en el que se cita a los grandes maestros mientras se espera con falsa modestia a que aparezca la luz del estilo propio.
Casi me atrevo a decir que no hay nada menos fotográfico que los medios especializados.
(La naturaleza está fuera de lo natural)
En realidad tendrían que estudiar Filosofía para comprender que no se trata de lo que hay delante, sino de lo que está detrás.
De lo que se manifiesta.