Sentado en la terraza del hotel Westin junto a Daryl supe que buscaba ese ojo, ese perfil visto una y otra vez en la pantalla. Uno de las grandes dificultades del retrato, obtener mucho de muy poco. Apenas unos cabellos desenfocados, unas pestañas. Todos, me incluyo, tenemos nuestros fetiches. Daryl lo es, resulta obvio. También era un reto, un momento especial (enfrentarse a alguien muy famoso siempre lo es). Una fotografía que siempre soñé con realizar.