Cuando las imágenes incluyen dolor.
Pensamos que un cuerpo roto, acribillado a balazos o mutilado es más veraz que el miedo de una violación, de una degradación moral, de una tortura. El daño no es carnal, no es sólo eso. Quedan las marcas, los mapas físicos, pero es en la profundidad de la mirada donde reside aquello que nos ocultan la mayoría de las fotografías; no en el cadáver del hijo, sino en el corazón de la madre.