Una cría de gorrión cae del nido aturdida por el calor. Un arco románico permite la entrada a una iglesia inexistente de un pueblo desaparecido. Es un paisaje distópico repleto de trigo amarillo y verde. Una tierra que fue sagrada en la que habitan diablos y demonios. Cerca, en Castrillo de Murcia, uno de los más populares de España: El Colacho, el antagonista del Santísimo Sacramento, un personaje burlesco al que insultan niños y mayores y a los que golpea en atropelladas carreras con su zurriago con forma de cola de animal. El personaje intenta quebrantar las celebraciones eucarísticas y el domingo, en el clímax de esta fiesta inclasificable, mientras se bendice a los vecinos y a los niños inocentes recostados en colchones, el diablo salta sobre ellos para liberarlos de su influencia. Resulta difícil hallar las palabras. También resulta innecesario.