Camino por la ciudad desierta cuando te has ido. Voy sin rumbo fijo, dejándome llevar. Echándote de menos, maldiciendo al tiempo que corre tanto y al sol que brilla. Pienso en tu mirada. Y todo se para, se cubre de belleza, se prepara para esperar un nuevo destello de felicidad.
No hay nadie en la calle. Tú lo llenas todo.