Camino por el Jardín Botánico de Madrid. Jordi acaba de nacer en Alcoy. Pienso en un regalo. En realidad en varios. Da igual, siempre aparecen en el momento. Las vacaciones están a punto de terminar y vivo algunas de las escasas horas en las que no he de hacer nada salvo dejarme llevar por la leve cuesta de la calle de hasta el río de vehículos y árboles que precede al jardín.
Un jardinero me contempla atónito mientras entro bajo el agua que cae sobre las plantas. Luz, sol, silencio. niños aprendiendo los nombres de las plantas.
Luego, a solas con los peces rojos, respiro hondo. Todo está bien.