En lo ojos de aquellos que sufren brilla la verdad sin filtros.
Veo esta fotografía tomada apenas unas horas y me conmueve su mirada.
Me siento orgulloso de ser fotógrafo. Y afortunado por poder asomarme al dolor de los demás sin falsedades, sin adornos.
Chari apenas se tiene en pie. Eso los días que consigue andar. Su coraje es admirable y, a la vez, sencillo.
No se queja. No se lamenta. Resiste con la tozuda inercia de quienes una y otra vez lo han perdido todo, de quienes ya no tienen un lugar ni una vida.
Y entonces mira fijamente a la cámara, se siente hermosa. Y yo el privilegiado que contempla, tal vez por última vez, a aquella niña que soñó con la belleza.