Ninguna familia se reúne en estas montañas para celebrar la primavera bajo las flores blancas en las que zumban miles de abejas absortas. Es solo un día más de silencio. A veces pasa un coche por la estrecha carretera. O unos ciclistas resoplando, con la cabeza gacha. Me siento sobre una piedra frágil. A lo lejos brillan la rocas imponentes que cierran el valle, pero estoy a solas con los árboles y los insectos. A solas con ese tipo de belleza inaprensible, con leves movimientos del aire que se escapa por los bancales acompañando el humo de los restos de poda. Sakura llaman los japoneses a su venerados cerezos. Casi espero que asome alguno de un recodo con sus pasitos cortos y su expresión tímida. Con su cámara y su camisa de lino. Que se siente a mi lado a contemplar las pequeñas manchas blancas.
Una respuesta a «Sakura»
Hoy, ahora mismo me iría a contemplar los cerezos, manzanos o almendros en flor contigo o con cualquier persona que supiera admirar la belleza…
Gracias por tus fotografías, imágenes y magnífico texto… es posible que lo cuelgue en mi página de Facebook, he puesto ya un texto de la manifestación contra la ley de educación, échale un vistazo
Un saludo