Suena en mi cabeza algo parecido a una canción de Rage Against the Machine. No logro acordarme. Pero diría que es Know your enemy. En ocasiones me ocurre. O el silencio se apodera de mis sentidos. O el sonido, uno cualquiera, una canción, algo repetitivo, obsesivo, radical, loco, incontrolable, imprevisto. Me golpea los tímpanos mientras disparo. Me aísla y a la vez me conecta con lo que estoy viendo. Diría que la música es muy importante a la hora de tomar fotografías, tanto como la literatura, o el cine. Al menos experimento esa sensación, algo que definiría como estar flotando sobre la voz de Beth Gibbons. Los músculos se tensan. Suelo tener calor, me desoriento. El espacio se agranda y se contrae a golpes rítmicos. Reacciono de modo mecánico a la luz. Ajusto el objetivo. Todas esas cosas. Intento no perder el compás. Me levanto. Me siento. Esa canción puede con todas las demás. Es la de hoy, la de ahora. Mañana será otra o ninguna. O una mezcla de varias. En una pausa recuerdo el episodio de Bob Esponja en el que no para de cantar la canción Garabato musical, ajeno al enfado de Calamardo. Bob Esponja es un asunto muy serio. Y en algún momento sale. Como los rostros teatrales de estos jóvenes atrapados por el ritmo. Por la euforia del volumen. Por la rabia. Against the machine.