Hombres y estatuas

Las diálogos entre hombres y estatuas no son algo nuevo. Por Roma anda todavía la célebre de Pasquino, en la que se dejaban mensajes de forma anónima para criticar a los gobernantes y personajes públicos. Y otras, como la de Marforio o el Abate Luigi. De hecho se conocen como estatuas parlantes. Aunque no sean del mismo tipo que la que nos ocupa, ni sea el diálogo similar. (Ni nada sea igual, porque este tipo cuando llegó a Paris, después de una dura infancia recogiendo mierda y chatarra por las calles, pensó que Van Gogh le copiaba. Hasta ese punto estaba fuera del mundo).

Juan Ripollés
Juan Ripollés en el Mas de Flors

La escultura de Juan Ripollés que nos ocupa y que tanto ha dado que hablar, tumbada por el viento en una rotonda de Castellón, estableció otro tipo de charla con su creador. Se parece más a la de Miguel Ángel con su Moisés (salvando las distancias) al que dicen que lanzó un martillo contra la rodilla para intentar que el mármol hablara. Nadie cree que Buonarroti estuviera loco por aquello (digamos loco en este contexto donde lo peligroso es ser cuerdo) y, en cambio, muchos piensan que Ripollés (o Ripo, como le llaman los paisanos) está como una col. Sin embargo, su explicación es de una lógica aplastante.

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No lo juzgo. Hace demasiados años que le conozco. No mucho, pero si lo suficiente. Siempre nos hemos caído bien, aunque no me gusta su obra. O en qué se ha convertido. Pero eso es irrelevante. He vuelto al Mas de Flors, donde vive, junto a mi amigo Jesús, al que he vuelto a ver tras tanto tiempo, desde aquellas legendarias cenas de verano. Junto a otros, como Vicent, Valesa y «Caboteta» a los que a veces añoro. No es que Castellón sea gran cosa, pero el Mas de Flors siempre ha sido un lugar de paz y acogida en el que sentarse a ver atardecer mientras Ripo pintaba sus cosas en pelotas y los gallos cantaban a lo lejos. Aunque eso, es cierto, fue hace muchos años. Tantos que no había ni rotondas.

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2 respuestas a «Hombres y estatuas»

  1. Avatar de Jesús Morcillo Franch
    Jesús Morcillo Franch

    Txema, que bien has sabido retratar al único fauno que aun habita entre los hombres, captando la desolación que cayo sobre él y sobre su obra, el fatídico día que los dos sufrieron un atentado de la naturaleza, contra la integridad física de una y anímica del otro.
    Después llego la reflexión del hombre sabio que vive dentro del cuerpo del eterno efebo, y tocándole de luz le hablo en su corazón con grito desgarrado.
    ⎯Dejadme como estoy, no oséis siquiera a consolarme, si un día tuve vida y mi voz deje volar gritando a la conciencia de los vivos, hoy quiero reposar, besando yo el recuerdo de tanto asesinado en el olvido.

    1. Ay, Jesús, que te va a nombrar presidente del club de fans 🙂
      Me alegró mucho verte después de tantos años. Y compartir pan, vino y jamón.