Nocturno de Berlín (Kintsugi)

I, I wish you could swim
Like the dolphins, like dolphins can swim

Heroes. Trilogía de Berlín

David Bowie, Brian Eno.

Tal vez sueño las ciudades antes de recorrerlas con la mirada. Este y aquel lugar. Esa calle. Me alimento del presente, ahora que el tiempo es un punto fijo en el que las imágenes nacen de un recuerdo que no tuve. Como en la mente de Rick Deckard. Muestro las heridas reparadas con oro, las imperfecciones transformadas ahora en algo valioso. La mujer me abraza y recorre mi cuerpo recompuesto por el arte del kintsugi. Cada corte, cada astilla, cada agujero. ¿Qué es ahora más fuerte, el corte o el cuchillo? ¿La llaga o el hueso?. Nunca más me romperé por el mismo sitio; de hecho, cuando yo desaparezca, me sobrevivirá la forma sólida del daño, como una serpiente dorada. Fuera habitan el sonido de un intermitente, el rayo de sol en el cristal, el hombre que vende pañuelos en el semáforo. Pienso en el rumor de las hojas arrastradas por el viento como los millones de vidas anteriores que no superaron el test de empatía.  Tomo fotografías del más allá, de lo que soy, de lo que seré. También en este y aquel lugar. Apenas un par de postales en esa calle de Berlín. Donde otros tomaron de la mano a una mujer, donde otras besaron a un hombre mientras de una ventana caían notas recién nacidas en un piano. ¿Cómo expresar la vida? ¿Cómo el paisaje? ¿Cómo saber si ocurrirá esto o aquello?. Entonces las miro. A la mujer. A la ciudad. Y me maravillo porque de pronto son verdad. Reconstruidas, rotas de un modo único. Doloroso y turbulento.

Cicatrices brillantes.

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