El meme de la revolución

El chaval lleva en ropa y complementos, además de la bandera anarquista montada sobre un palo de escoba que hace de mástil, más dinero que el que ganó Buenaventura Durruti en su vida. Es un crío con su monopatín y sus ganas de provocar. Toma un símbolo que ha costado la vida a miles de personas en este país. Es probable que si su cuerpo volviera a la vida enviara al chaval a clase con el culo caliente. Es difícil de saber en esta Valencia en la que Berlanga resucita cada día. Apenas son un centenar de adolescentes, repiten una tras otras consignas transformadas en letanías, valen contra una reforma educativa, como burla a los gustos sexuales de la alcaldesa, como provocación a la policía, gritos sobre obreros, patrones, dinero, valores, enseñanza, libertad, democracia…ninguna queda sin pronunciar. Como las banderas, hoces y martillos, símbolos anarquistas, los colores del arco iris, los de la República. Nirvana, Nike, Adidas, Desigual…señoras que preguntan de qué va la protesta, un abuelo que se une a ella mientras se fuma una pipa, un loco que baila mientras suena algo parecido a música en su cabeza. Pienso qué será de ellos en unos meses, cuando caigan esposados y multados por la nueva ley; cuando a llegar a casa hayan de contar a sus padres que les aguarda una multa considerable, cuando hayan de ir a cara descubierta a una revolución de verdad, la de una vida en la que lamentarán desconocer el valor real de esos símbolos que ahora lucen como trofeos ganados en el patio del instituto. O el de otros nuevos memes, desconocidos. Tal vez.

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  • 20 noviembre, 2013